El grafeno entra en el textil para resistir al fuego
Anette Llerena Mauricio
anette18buga@gmail.com
Baterías más duraderas, tintas conductivas, pinturas con
apantallamiento electromagnético... Las posibilidades del grafeno son
infinitas, aunque, de momento, no suelen cruzar las puertas del laboratorio. A
la industria le está costando aplicar el llamado 'material de Dios' a productos
comerciales. Su elevado coste, unido a las dificultades para escalar la
fabricación, está limitando su implantación real. Por eso cuando tres
empresas y dos centros tecnológicos, todos ellos españoles, consiguen aplicar
grafeno a un tejido, la noticia adquiere el matiz de hito mundial.
La cántabra Textil Santanderina es líder europea en la
producción de textiles técnicos con diferentes aplicaciones. Una de sus
principales preocupaciones es la de aumentar la seguridad de personas que
trabajan en entornos de riesgo. El fuego es una de estas amenazas. Sin embargo,
la tecnología disponible no acababa de solucionar las necesidades del mercado.
Y es que, en las mezclas de algodón con poliéster, los agentes ignífugos
que funcionan bien con un material no lo hacen con el otro. La empresa detectó,
por tanto, «un nicho de mercado dentro de la ropa laboral», afirma su
responsable de I+D, Juan Marcos Sanz.
No muy lejos de sus instalaciones se encuentra una de las
compañías pioneras en la producción de grafeno, Avanzare. ¿Por qué no
aprovechar las múltiples funcionalidades de este material para crear un tejido
capaz de resistir al fuego? Así nació el proyecto Grafentex, que también ha
contado con la participación de Talleres Ruiz, especializada en reactores
químicos, y de los centros de investigación CTC e Interquímica. Dos años
después, este consorcio ha demostrado que es posible unir el grafeno a un
material textil... y (lo más importante) hacerlo industrialmente.
Este tejido, mezcla de poliéster y algodón, es el «único»
del mundo con la propiedad de retardar la llama. Textil Santanderina lo
incorpora en Techs, dirigida a la fabricación de uniformes de bomberos,
buzos para empresas de fundición o ropa de trabajo industrial.
El objetivo de Avanzare ha sido dar con esa función
utilizando una cantidad mínima de grafeno a un precio asequible. No sólo lo han
logrado, sino que han obtenido un producto viable comercialmente y escalable
industrialmente a un coste «por debajo de lo estimado inicialmente», explica el
director general, Julio Gómez Cordón. Para ello, el equipo ha tenido que dar
con la «dispersión perfecta» del polvo de grafeno. «Tenía que ser la adecuada,
ni quedarnos cortos ni pasarnos, para adquirir esa funcionalidad», añade.
La tecnología también ha superado sus expectativas verdes.
Si en un principio se habían planteado un ahorro energético y químico del 85%,
el equipo ha alcanzado una reducción del 95% en la producción del grafeno.
Además, el tejido está libre de otros ignífugos químicos, por lo que es más
sostenible.
Otro de los grandes avances del proyecto es que el producto
puede fabricarse sin que tenga que haber una modificación del proceso
productivo de Textil Santanderina. «Hemos preparado el tejido para anclar
bien el material», señala Sanz. De momento, lo han conseguido en ensayo piloto,
con máquinas a escala de producción. La compañía espera hacer el lanzamiento
industrial a finales de este año. Para el escalado industrial de esta
innovación serán necesarios alrededor de 25 kilos de grafeno.
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